¿Cómo cultivar la mejor versión de ti mismo en momentos de crisis?

Una guía para transitar por las crisis y salir fortalecido

PSICOLOGÍA POSITIVA

Sharon Saadia Gitlin

10/22/20175 min read

“Cuando hay una tormenta, los pajaritos se esconden,

pero las águilas vuelan más alto”

Mahatma Gandhi

Nadie está a salvo de las tormentas que agitan nuestra vida.

De las pocas cosas que podemos estar seguros es que, en algún punto, atravesaremos algún tipo de crisis o situación que pone de cabeza nuestra realidad, momentos que amenazan nuestra estabilidad y confianza en todo aquello que considerábamos verdadero. Sin embargo, sorpresivamente, una crisis también puede aparecer en nuestras vidas como una inesperada oportunidad de aprendizaje, de cambio y crecimiento.

· ¿Qué es una crisis?

Podemos definir una crisis como un estado temporal de desorganización y desequilibrio, producto de una situación o un acontecimiento que se caracteriza principalmente por la imposibilidad de una persona de responder de la manera en que normalmente lo hace, que puede provocar sufrimiento y desafía sus capacidades personales.

· Tipos de crisis

Existen crisis evolutivas relacionadas con la edad y el ciclo de vida del ser humano como el nacimiento de un hijo, la muerte padre, el casamiento de los hijos que conlleva el trabajo emocional de lo que se conoce como “el nido vacío”. Por otro lado, existen crisis circunstanciales como accidentes, divorcios, abusos, desempleo u otras crisis laborales y sociales, enfermedades crónicas o crisis producto de desastres naturales, entre otras.

· Y después de la crisis ¿qué sigue?

La Psicología tradicional ha dedicado todo su esfuerzo en entender y tratar los efectos devastadores que una crisis o experiencia traumática puede generar en nuestras vidas, donde el foco de atención han sido las consecuencias negativas de la experiencia, dando seguimiento al posible desarrollo posterior de síntomas asociados a la depresión, trastorno de ansiedad o trastorno de estrés postraumático.

· Cambio de paradigma:

Crisis ¿Tragedia u Oportunidad de Crecimiento?

Vivir una experiencia dolorosa y/o traumática es, sin duda, una situación que modifica la vida de una persona y, sin quitar la gravedad y el horror de estas vivencias, no podemos olvidar que, en situaciones extremas, el ser humano también tiene la oportunidad de poner a prueba recursos personales latentes, reevaluar su sistema de valores y reconstruir su forma de entender el mundo.

Es natural concebir a la persona que sufre una experiencia traumática como una víctima que potencialmente desarrollará una patología, sin embargo, la realidad demuestra que, si bien algunas personas que experimentan una crisis devastadora o una situación traumática llegan a desarrollar algún tipo de trastorno, en la mayoría de los casos no es así e incluso, después de un tiempo, muchos son capaces de aprender y beneficiarse de tales experiencias.

· Psicología Positiva

Afortunadamente, cada vez hay más modelos de investigación e intervención que, aunque no ignoran los efectos negativos de las experiencias adversas, orientan su enfoque en la innegable capacidad del ser humano de superar, sobreponerse e incluso experimentar cambios positivos como resultado de tales vivencias.

Esta concepción se enmarca dentro de la Psicología Positiva, la cual, siendo estudio científico del funcionamiento óptimo del ser humano, busca comprender los procesos por medio de los cuales las personas pueden afrontar, adaptarse, darles significado a las experiencias adversas y ser capaces de percibir las amenazas como invaluables oportunidades de reinvención y crecimiento.

· ¿Cómo sacarle el mayor provecho a una crisis?

Tal Ben-Shahar señala:

“No todo lo que sucede es lo mejor, pero algunos eligen hacer lo mejor con las cosas que nos suceden”.

Es una elección.

Esto quiere decir que, aunque uno no busca una crisis deliberadamente, cuando ocurre, además de sus efectos dolorosos, la crisis también da lugar a nuevas puertas por abrir e inéditos caminos por explorar.

· El poder de elegir en qué nos enfocamos

Lo más importante por recordar es que, incluso en las circunstancias más difíciles, generalmente, podemos elegir.

Después de una crisis o momento difícil, podemos elegir evadir o enfrentar, podemos elegir ser víctimas pasivas, ignorar y darnos por vencidos o podemos elegir tomar iniciativa, convertirnos en agentes activos, aprender de la experiencia y darle un sentido provechoso.

Esta elección hace toda la diferencia en nuestro bienestar.

Claro que, resulta muy difícil encontrar un sentido en momentos amenazantes y desafiantes, pero, también, en los momentos más oscuros de nuestra vida, podemos identificar destellos de luz, es decir, momentos de amor cargados de significado y al enfocarnos en ellos, podemos encontrar la resiliencia para enfrentar la situación vivida e incluso, con el tiempo, aprender y crecer.

· Resiliencia y Crecimiento Postraumático

Estos son dos conceptos que han cobrado gran fuerza dentro de la Psicología Positiva y otros ámbitos profesionales, que resaltan la enorme capacidad del ser humano de resistir, superar adversidades y salir fortalecido como resultado de las mismas.

Estos dos conceptos están íntimamente conectados: mientras que la resiliencia se relaciona con la posibilidad del hombre de resistir una crisis o experiencia traumática y rehacerse del mismo, el crecimiento postraumático, hace referencia a la posibilidad de todo ser humano de alcanzar un cambio positivo y transformación como resultado del mismo.

Por ejemplo, puede suceder que una persona pasa por una crisis descubriendo una insospechada fortaleza como valentía, creatividad u otras capacidades no exploradas previamente o puede suceder que, después de haber vivido un momento adverso, de repente se vuelve consciente de otras áreas afortunadas de su vida como contar con relaciones significativas y apoyo familiar o social que antes daba por hecho, por ejemplo, muchas parejas o familias que afrontan situaciones desafiantes dicen sentirse más unidas que antes del suceso.

Por otro lado, el haber hecho frente a una experiencia adversa puede despertar en las personas emociones positivas como la gratitud, generosidad, compasión y empatía hacia el sufrimiento de otras personas y promueve conductas de ayuda, como recientemente lo vivimos en México tras el sismo de septiembre.

Las posibilidades de aprendizaje después de haber vivido un momento adverso o desafiante son infinitas e incluso puede transformar la forma como una persona percibe su realidad, revalorar sus prioridades, dándole potencialmente un sentido espiritual más profundo y significativo a su existencia.

Albert Einstein decía:

“Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una mera rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia”.

· Vivir en paradoja: el poder del “Y”:

La maravilla de nuestra vida es que podemos reconocer múltiples procesos que coexisten y suceden al mismo tiempo e incluir un hermoso “Y” en cada momento. Estos son algunos ejemplos:

-Puedo estar viviendo un momento muy doloroso “Y”, al mismo tiempo, apreciar la generosidad y apoyo que recibo de mi gente cercana.

-Puedo afrontar una crisis “Y” sentir una inmensa gratitud porque tengo salud y mi familia está unida y sana.

-Puedo estar muy enojado con un familiar cercano y al mismo tiempo, expresarle cuanto lo quiero y necesito.

-Puedo dar espacio a todas las emociones y la belleza es que pueden coexistir:

puedo sentir miedo “Y” esperanza, ansiedad “Y” entusiasmo, tristeza “Y” gratitud, donde una no excluye a la otra.

El incluir el “Y” es traer un poco de “paraíso” al infierno”, nos permite pasar de la desesperanza y la resignación a la responsabilidad de buscar los beneficios que conlleva una crisis, nos empodera a través de una perspectiva más amplia, nos recarga con el poder de las emociones positivas y nos abre la posibilidad de tener más alternativas que nos acercan a una mejor versión de lo que deseamos ser ante las inevitables adversidades que nos expone la vida.

· Ejercicio:

Recuerda alguna crisis o situación difícil que hayas vivido y piensa en tres aspectos positivos que sucedieron mientras viviste esa crisis o como resultado de la misma.

Viktor Frankl decía:

“Cuando no podemos cambiar la situación a la que nos enfrentamos, el reto consiste en cambiarnos a nosotros mismos”.

Después de una crisis, no volvemos a ser los mismos que éramos antes, pero todo final abre un nuevo principio. El lado bello de una tormenta es que barre y se lleva lejos todas las superficialidades para revelarnos lo que es verdaderamente importante, nos permite estar conscientes de lo que somos capaces, nos da la confianza para enfrentar futuras adversidades y, en especial, nos concede una segunda oportunidad de construir una vida y una identidad renovada.

Incluso en las tormentas más devastadoras, sale el arcoíris, todo es cuestión de perspectiva.

Si elegimos enfocarnos en los beneficios potenciales de haber vivido momentos difíciles, abrimos la posibilidad de acercamos cada vez más a moldear una realidad más enriquecedora y de cultivar la versión más auténtica y mejorada de nosotros mismos.